UN VIAJE DE FIN DE CURSO ORIGINAL
No podemos olvidar que no a todos nos apasionan los idiomas y tampoco todos tenemos el mismo «oído» para ellos. La mejor manera de no detestar un idioma es que aprenderlo y practicarlo no sea un aburrimiento infinito o un problema de obcecación. Para estos las miniestancias son una gran opción.
Tomemos por ejemplo el viaje de fin de curso que hacen en muchos coles e institutos, bueno pues si pensamos en un viaje a …Dublín (Irlanda) podemos ir a clase por la mañana (15 clases a la semana) y en cuanto salgamos de clase ir a conocer lugares increíbles mientras estamos practicando ese idioma que a veces nos cuesta tanto, pero ya no por obligación si no que nos vamos a divertir. (No creo que ningún estudiante que se vaya de viaje de fin de curso se aburra).
Supongamos que después de la primera mañana de clase vamos a hacer una ruta por el centro de la ciudad, simplemente para empezar a conocerla y no perdernos el resto de los días que nos quedan en Dublín. Merrion Square, St Stephen´s Green, o el Trinity College merecen la pena simplemente pasearlos…y a nuestro lado veremos como pasan los irlandeses, pelirrojos o no :), y es más que posible que alguno nos pare para preguntarnos de dónde somos qué estudiamos, etc…son realmente gente muy habladora y hospitalaria. Como comprobarás una vez llegues, junto con alguno de tus amigos, a la familia que te acogerá durante los días que pases allí.
Como vamos todos los de clase juntos, el idioma, incluso en la familia de acogida dublinesa, no será un problema y el miedo a tener que hablarlo va a desaparecer ya que estarás siempre arropado por tus compañeros y profes.
Cada grupo que selecciona una miniestancia está favoreciendo que un viaje de «ocio» se complete con una experiencia mucho mayor, ayude a reforzar el idioma, a conocer otra cultura y a abrir la mente!