Con la maleta llena
Todavía recuerdo la sensación que tenía al llegar al aeropuerto. Con muchas ganas y un poco de incertidumbre, me dispuse a montarme en aquel avión con destino a Dublin, directo a embarcarme en una aventura que siempre recordaré como una de las mejores.
Si algo puedo decir que he hecho en este viaje, ha sido descubrir. He descubierto que muchos tópicos sí son ciertos, como el tiempo de Dublín. He notado la gran hospitalidad de una ciudad nueva para mi, palpable en la gente de sus calles. He contemplado paisajes mágicos iluminados por el sol que, en cuestión de segundos, pasan a estar bañados por la lluvia. He formado parte de una escuela dispuesta a enseñarnos no solo inglés, sino también la forma de vivir y las historias que esconde Irlanda, además de reunir bajo un mismo techo gente de diferentes nacionalidades, creando un ambiente cosmopolita en el que el intercambio cultural es asombroso. Pero si algo me ha sorprendido de verdad, ha sido la gente.
Desde las primeras amistades que se formaron tímidamente en la cola del avión hasta las personas de diferentes lugares del mundo con las que hemos descubierto Dublin, la gente es uno de los mayores tesoros que me llevo de esta experiencia.
En definitiva, he descubierto un rincón del mundo que era desconocido para mi, y no lo podría haber hecho de una forma mejor. Doy una vez más las gracias a Eurolingua por el tiempo y el trabajo invertidos en hacer posible esta gran experiencia, por haberme dado la oportunidad de disfrutar, conocer y aprender tanto como lo he hecho estas dos semanas.
Tras este viaje, puedo decir que vuelvo a casa con la maleta llena. Llena de lecciones, de risas, de grandes personas y de muchos buenos recuerdos de una gran ciudad que jamás olvidaré.
Francisco Fernandez Huerta