Becas en Irlanda Experiencia 2014
Dicen que el tiempo vuela cuando disfrutas con lo que estás haciendo, debe ser por eso por lo que las dos semanas en Dublín se pasaron en un abrir y cerrar de ojos.
Todo empezó el martes 29 de julio en el aeropuerto de Madrid, todavía sin asimilar la oportunidad que me acababa de conceder Eurolingua Venairlanda. Pero así era, estaba a punto de empezar una estancia en la capital de Irlanda que ya por entonces se me antojaba corta; aunque no tanto como ahora, una vez acabada, parece que fue.
Nada más llegar a la residencia ya empecé a conocer gente: algunos ya llevaban allí una semana, otros habíamos llegado ese mismo día… Y qué mejor manera de comenzar nuestra andadura por la capital irlandesa que irnos a cenar todos juntos.
Ya por la mañana acudimos al colegio, y a partir de ahí el tiempo pasó como un tiro: clases por las mañanas, actividades y visitas por las tardes (tour por la ciudad, visitas guiadas a un barco, a la fábrica de Guiness, a algún museo…) y alguna que otra juerga por las noches.
Durante los dos fines de semana que pasamos allí tuvimos la ocasión de poder ir a excursiones como las de Galway, Belfast, La Calzada de los Gigantes y los Cliffs de Moher con la escuela; o bien optar por hacer cualquier actividad por nuestra cuenta, como visitar Phoenix Park (uno de los parques urbanos más grandes del mundo), Howth (una pueblecito costero) o conocer algunos de los múltiples lugares que la ciudad de Dublín ofrece, como el castillo, la cárcel o los jardines botánicos.
No es que no nos aburriéramos allí, es que ni siquiera tuvimos tiempo para ello, pues no paramos. Cuando nos quisimos dar cuenta, llegó el segundo y último fin de semana en la Isla Esmeralda. La gente se empezaba a ir, y a mí, como a muchos otros, me quedaban sólo un par de días en Irlanda. Entre compras, visitas y despedidas llegó rápidamente el martes 12 de agosto, día de volver para acá. Se acababa lo bueno.
A prori puede parecer que dos semanas no son mucho tiempo, pero al menos para el que escribe estas líneas han supuesto una bonita experiencia. No tan solo por el hecho de aprender y practicar el inglés, sino por la gente que he conocido de distintas partes de España y de distintos países. Por ello, estoy muy agradecido a Eurolingua Venairlanda por esta oportunidad que nos ha dado a 10 jóvenes de toda la geografía española, costeándonos íntegramente el alojamiento y las clases de inglés durante dos semanas en el extranjero; además de ayudar a otras 200 personas con una beca parcial del 50% del curso.
Suena triste, sí, pero después de los recortes y ataques contra la Educación en general y contra las becas en particular que están teniendo lugar en los últimos tiempos, a muchos de nosotros no nos hubiera sido posible disfrutar de todo esto sin la aportación que ha hecho una empresa privada como es Eurolingua. Por ello, siempre les estaré agradecido y confío en que iniciativas como ésta se sigan llevando a cabo en el futuro para que otros estudiantes interesados en aprender inglés, viajar fuera y vivir experiencias diferentes tengan la oportunidad de hacerlo al igual que la he tenido yo.
Eduardo Cáceres de la calle.